lunes, 7 de mayo de 2012

A Un Gran Amigo


Podría hablar de mi padre, pero lo perdí muy niño, y no es mucho lo que podría contar, además mi último recuerdo de él, no es muy grato. De mi madre faltarían hojas y tiempo para relatar tantas cosas, y muchas inconclusas.
Voy a recordar a un ser muy especial, mi suegro, "Castillo", como todos lo llamábamos, ya no está físicamente con nosotros, pero igual siempre está.
Llegó muy joven de Ovalle a Santiago, trabajó en varias cosas, hasta llegar a su labro que fue casi un apostolado social: su trabajo en la Vega Central, como cuidador de vehículos, Rengifo se llamaba "su calle".
Era un tipo trabajador, amistoso, comunista, de los antiguos, de los buenos, trabajó fuerte en los social, como dirigente sindical hasta que se pudo, pero nunca abandonó la causa social y así se dedicó también en su Villa y su comuna, participando activamente en un Club de Rehabilitación para alcohólicos, siendo monitor y luego presidente. Más tarde fundó otro Club, organizando torneos de rayuela, naipes, ping-pong. peñas folclóricas etc, siempre haciéndolas todas, más de alguna vez estuve con el cooperándole.

Por su trabajo y trato diario con diferentes personas, siempre tuvo respuesta para todo, era abierto, cordial, frontal y sin filtro. Aún que tuvo muy poco estudio, fue autodidacta, lector innato, su mayor afición eran los libros, de donde sacó tanto conocimiento, así como también de la calle donde cultivó el alma.
Era el alma de las vacaciones, siempre llegaba los sábados en la tarde (por su trabajo no viajaba junto a todos), era el más esperado, llegaba con sus bolsas de verduras, frutas, y las infaltables bandejas de huevos. también era el Viejo Pascual más esperado por sus nietos, a cada uno le regalaba un sobre con dinero.

Pero llegó su hora: un cáncer terminal, y en vez de hundirse, nuevamente nos sorprendió. Se le ocurrió cumplir uno de sus sueños inconclusos: pescar. Así fue como organizamos dos paseos en pleno invierno, no se podía esperar el verano, y sus yernos, hijo, nieto y un amigo, partimos de paseo. Fueron días inolvidables...

Vivió y se fue con alegría, y nos dejó muy unidos en torno a su recuerdo, a mi, personalmente, me ha hecho mucha falta, y hubo un período donde más me marcó su ausencia. Más que el abuelo, el padre, el tío, el suegro, para mi fue y seguirá siendo el gran amigo, pero me queda el consuelo que siempre, en cada lugar ha estado presente, con los recuerdos de nuestras anécdotas y lo que compartimos, que espero llegar a compartir yo también con mis nietos, que serán sus bis nietos, y mantener vivo su recuerdo pese al tiempo.



Víctor Hugo Jerez Reyes
pintura: Rembrandt





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