martes, 28 de septiembre de 2010

Políticas de Estado

                                                                                                             Pintura Dan Witz
A veces, más es menos y menos es más, pero cuesta distinguir.

Más cárceles, no significan una vida comunitaria más pacífica, sino lo contrario.. Es como si - en sentido inverso- Don Otto decidiera vender no solo el sofá, sino todo el mobiliario, para impedir que su señora lo engañe. Lo que don Otto no entiende, es que hay algo de fondo que está mal entre él y su Gretel, y que no se trata de un tema de sillones, sino de relación.
Del mismo modo, no es un tema de cárceles al que hay que abocarse si lo que se quiere es disminuir la delincuencia, porque los actos delictuales, también son en gran medida, un problema de relación. En este caso, es un dramático problema de relación entre miembros de una sociedad.
 Para "enfrentar" el problema, invertimos en cárceles, ojalá en cada vez más cárceles, porque se augura que la cosa  viene brava. Y que no quepa duda, que cárcel que se construya, va a ser cárcel que se llena. Nos tienen casi convencidos que a más cárceles = mejor seguridad ciudadana. Más es más, nos dicen, pero yo creo que más es menos. De partida, es menos plata nuestra la que nos queda para invertir en otras cosas, porque la construcción y la mantención de las cárceles, con los presos adentro, corre por cuenta nuestra y cada preso cuesta más de $500.000 al mes. Más allá del hecho que se necesitan mejores condiciones carcelarias, para evitar que 7.600 presos de la Penitenciería vivan  peor que las bestias, necesitamos ALGO que evite que se cometan la inmensa cantidad de delitos que flagelan nuestros derechos y nuestra convivencia. Pero claramente no son más cárceles, y en ningún caso, cárceles como las actuales, de las que la mayoría sale peor de lo que entró. Es difícil, porque debemos partir viendo que, más allá de las categorías ABC1 C2 C3 D etc, en que las estadísticas agrupan a los chilenos, hay una división que quienes no han estado en contacto con la realidad carcelaria desconocen, que es la división entre el mundo legal y el mundo del hampa. Ese mundo está poblado por familias completas que financian su existencia delinquiendo. Es una cultura del delito, un mundo con códigos propios y coherentes, con reglas, rituales, lealtades hasta la muerte. Un mundo bravo, pero, aún que parezca loco, también poblado de actos solidarios. Es una población inmensa vinculada de una u otra forma a actividades ilegales. Es tan grande, que es absurdo pensar que podríamos defendernos encarcelándola.

Tenemos un problema de relación, no entendemos lo que pasa y por lo mismo, no nos entendemos.
El delito es inaceptable, pero el que delinque es un ser humano, del mismo modo que la pobre  víctima es un ser humano. Con eso como denominador común, podríamos intentar humanizar más para así tener que castigar menos. Hay caminos, hay muchos caminos, pero hay que comenzar a recorrerlos. Y para ponerlos en marcha, vendría bien una compromiso de la autoridad, anunciando que Chile disminuirá anualmente su población penal. Imagínense si en vez de los 53.000 presos que existen hoy, al cabo de 4 años hubiéramos bajado a 33.000. Esas son las políticas de Estado que logran que más sea más y menos sea menos. Que buen país estaríamos habitando y construyendo, si día a día   nos fuéramos enterando por las noticias, de como disminuyen los delitos. Sería la evidencia y a la vez el premio, para una sociedad que se está comunicando y entendiendo, y un motivo de inmenso orgullo, porque habremos ido rellenando esa grieta de desigualdad que es el origen de la mayoría de la injusticias que los delincuentes comenten en contra nuestra.

4 comentarios:

  1. Gracias Andrea
    Muy potente y valido lo que señalas, es una tarea grande la que te has propuesto, pero vale la pena

    Por favor persiste

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  2. “Cuando vuelva a ver el cielo…”
    Tenemos que esforzarnos por entender, por ponernos en los zapatos del otro. Y bajo tu concepto de entendimiento y humanidad, vamos a poder, algún día, entregar mayores oportunidades no sólo para que “las personas salgan mejor de lo que entraron” (de los recintos carcelarios) sino que a su vez mejore, de manera real, nuestra relación con todos los miembros de la sociedad, y así ser capaces de dar un giro a la situación penal actual.

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  3. Completamente de acuerdo Andrea! te animo a seguir contándonos de esta tarea hermosa que haces. Un fuerte abrazo, elisabet

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  4. Guauuu!!! Lindo desafío! No lo había mirado desde ese punto de vista. Más que disminuir el número de delitos ... la meta es disminuir el número de personas encarceladas! E idealmente llegar a cero!
    Gracias Andrea

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