domingo, 7 de octubre de 2012

Tu Jardín


Mira en tu jardín las rosas entreabiertas, y nunca los pétalos caídos.
Observa en tu camino la distancia vencida, y nunca la que falta todavía.
Guarda en tu mirada los brillos de alegría, y nunca las nieblas de las tristezas
ya que es muy fácil herir a quienes nos rodean, y casi imposible curar esas heridas.
Retén en tu voz las risas y las canciones, y nunca tus gemidos
conserva en tus oídos las canciones de amor, y nunca las de odio
graba en tus pupilas el nacer de las auroras, y no las puestas de sol.
Soñar en las noches con lo que tu corazón quiere, es fácil,
luchar por ese sueño es lo difícil.
Conserva en tu rostro las líneas de tu sonrisa, y nunca los surcos de tu llanto.
Cuenta a la humanidad lo bello de tus primaveras, y nunca las tempestades del verano.
Guarda en tu casa las caricias, y nunca las bofetadas que te dio la vida.
Conserva en tus pies los pasos rectos y puros, no los desviados,
ya que es fácil tropezar con una piedra, levantarse es lo difícil.
Guarda las flores que puedas, y olvida las espinas que ellas tenían.
De tus labios, conserva ese mensaje  bondadoso, y olvida las maldiciones.
Por eso debes disfrutar la vida todos los días, y darle el verdadero valor 
de seguir viviendo junto a los seres que te aman.
Recuerda con placer tus escaladas, y olvida el placer inútil de tus descensos. 
Recuerda los días en que fuiste agua limpia, y olvida las horas en que fuiste una ciénaga.
Cuenta y muestra las medallas que le ganaste a la vida, y olvida las cicatrices de las derrotas.
Mira de frente al sol que existe en tu vida, y olvida la sombra que queda atrás.
Fácil es llorar por el amor perdido. Difícil es cuidarlo para no perderlo mientras sigues prisionero.
La flor que brota es mucho más importante que los pétalos caídos,
y solo una mirada de amor, puede llevar el calor para calentar muchos inviernos.

Manuel Arancibia
                                                              pintura:Gustave Caillebote

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