domingo, 19 de mayo de 2013

Luz Nocturna


El Bien y el Mal
Coqueteaban de la mano,
tal cual estrepitoso choque
que alguna vez realizó
el estruendoso sonido
con el apasionado silencio,
y convirtieron un mágico sueño
en hazaña psicodélica
quizás parecida a la caminata de un ángel
sobre el serpenteante cuerpo de un dragón.
Para cuando se dieron cuenta,
se encontraron con la delirante ironía
de estar contando calendarios
por una eternidad!
y sin el derecho a rechazar un despertar,
sin el derecho de ser los vientos
que hacen danzar las amapolas,
o el arado que estremece la tierra.

Pero...¿quién es el Bien?
¿Quién es el Mal?

Quizás deba preguntar a esa gota de lluvia,
que está esquivando los relámpagos
y su haz de luz nocturnos...o ya no,
o tal vez a las enamoradas piedras
que yacen en el turbio torrente de aquel río.
Agh! tampoco.
Imagino que eran esclavos
del soberbio y temido tiempo,
presentados en el escaparate
al mejor postor?

De ser así, 
la vida ociosa debió encontrarse,
cuando sin mediar consecuencia
pagó cinco sentidos y al templo los llevó.
Por suerte compró una onza de fé,
una pizca de esperanza,
y lo infaltable , un octavo de amor
para alimentar a sus inquietos huéspedes
hasta darles permiso de salir a los dos.

Solo una regla-creo yo-la vida dio,
al término de una etapa
sus actos medidos serán,
no por cuanto puedan respirar cada uno,
sino por cada momento,
que les corten la respiración.

Mario Pedraza Eyzaguirre
pintura: Edward Burne Jones

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