Mi abuela nace al Sur del "Valle de la greda blanca", o Malleco.
De niña se vio envuelta de Milles, enredaderas de Copihues, Pellines y coníferas sureñas. No se dónde ni cómo se transformó en agrarista.
Aun que no era mapuche, el Carelmapu (Cerros Costinos), hicieron de ella una cultora de vegetales. hierbas, pomadas y ungüentos que alejaban los males y atraían el augurio bueno.
Ella relataba que su cabeza fue cogida por un Calcú (bruji), su rubio y rojizo pelo había atrapado a este ser que dormía en el sotobosque de lengas y helechos.
Cuenta mi madre que una tarde de julio, mi abuela se perdió en las alturas de Contulmo, y que a los tres días volvió por un sendero de Ñires. Al acercarse a quienes andaban en su búsqueda, les gritaba que no se acercaran, que en ella habían depositado los recónditos secretos de su partero Calcú.
Describe mi madre, que la abuela traía consigo raíces, plumas negras de carpintero, rajaduras de calcáreas piedras, hierbas de Malai, Quillen y otras sobre las cuales solo tienen conocimiento las Machis y otros seres místicos.
Era hija de Nahuelbuta, peleadora, rebelde y estricta. De arrugadas y santas manos, de ojos vivos, verdes y pícaros, de una sapiencia infinita.
Mi abuela sacaba pan de la nada y hacía crecer las hierbas bajo símbolos lunares.
Nunca torció su brazo ante la autoridad que atropellaba al pueblo pobre. Por convicción sostenía que "la tierra debe ser de quien la está trabajando".
Junto a su cama, nunca hubo imágenes de mi abuelo, había un óleo de Juarez,el guerrillero mexicano, y de Zapata.
Trajo muchos chiquillos al mundo, a otros salvó de la tumba y a sus nietos nos amó como la tierra al rocío.
Alfredo Cabrera
Pintura:Bastien Lepages Jules
No hay comentarios.:
Publicar un comentario