Triste y desolada con trapos
como harapos cubriendo tu frio
con la mirada congelada
con las piernas sucias y raspadas
un dedo en la nariz
buscando qué se yo.
Solo perdiendo la inocencia
de la incoherencia de este mundo
tu pelo tieso y terroso
tus mejillas tiritan
tu estómago clama
tu corazón pide una cama.
Tan solo unas chalas te sparan
del hielo de la calzada.
Como impune queda la vida
al no poder hacer nada.
Un brazo junto a tu cuerpo
junto a tu falda
tu polera con agujero
donde lo cruel se cuela hasta tus huesos.
Tu piel rígida, tus manos
y uñas anegrentadas
tu boca estropeada por las
mañanas heladas.
Pestañas tiesas y hacia abajo
como tu mirada.
La gente pasa y pasa,
nadie se compadece,
sin saber que eres un ángel.
Waldo Zuleta
Demasiado hermoso este poema! Me encanto :D
ResponderBorrarBellísimo; conmovedor.
ResponderBorrarcon mucha sencibilidad social
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